En los últimos treinta años del siglo XIX se puede evidenciar en Colombia un incremento significativo en la contratación y construcción de líneas férreas. Hasta ese momento, sólo había sido terminada la línea del Istmo de Panamá controlada enteramente por el capital estadounidense y su operación era una de las más exitosas de América Latina (Correa, The Panama Railroad Co: inversión extranjera, imperialismo y desarrollo económico en Colombia (1850-1903), 2008); no obstante, los otros tramos que se construyeron en este período no configuraban un sistema de transporte nacional interconectado, sino que más bien buscaban conectar algunas zonas de producción de bienes exportables con el mercado internacional. En este sentido, a pesar de la precariedad de las vías construidas éstas significaron en todo caso mejoras importantes en el transporte con reducción en los tiempos y en los costos, lo cual tuvo un impacto en el auge exportador agrícola de principios del siglo XX.
Así, la construcción de los ferrocarriles significó un cambio fundamental en el desarrollo posterior del sistema de transportes del país, puesto que implicó el reemplazo parcial del transporte de carga por medio de mulas y de cargueros humanos y, con esto no sólo la reducción en los costos de transporte, sino una reducción inmediata en la inseguridad del transporte de las mercancías, pues estos medios de transporte tenían que afrontar peligros que no afrontaban los ferrocarriles y, permitió superar un serio limitante en el volumen total de mercancías que se podía transportar.
Crítica: Aunque el contenido tiene aportes interesantes, tanto en objetivo y propósito del ferrocarril, como en el cambio fundamental de este, el título no es coherente con la información dada, puesto que habla de algo distinto a lo que se da a conocer en el texto.
Lector: Juan José Calvache
http://www.cesa.edu.co/pdf/el-cesa/20.de-puerto-berrio-a-la-quiebra.pdf
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